"Nunca tengo vacaciones pero tampoco las quiero"
Es uno de los actores con más futuro de este
país y tiene una legión de fans a sus espaldas, pero él asume todo lo
que le está pasando con absoluta tranquilidad, disfrutando de cada
momento y no cerrando puertas a nada.
A pesar de su juventud, Yon González tiene planta de galán. Pertenece a
una generación de jóvenes actores de nuestro país entre los que muy
pronto despuntó por sus excelentes cualidades interpretativas
manteniendo su popularidad intacta, sin perder lo más mínimo la
sensación que consiguió con su éxito fulgurante gracias a El Internado.
Ahora triunfa con la exitosa serie de Antena 3, Gran Hotel. Un chaval
con los pies en la tierra, sencillo, alegre, modesto y humilde al que le
cuesta más hablar que interpretar pero que tiene un carisma y una
soltura innata delante de la cámara que lo consagran como uno de las
promesas del cine español. Tampoco tiene miedo a posar ni a desfilar
por la pasarela como modelo. De hecho, ha protagonizado interesantes
sesiones para publicaciones como Glamour, Cosmopolitan, Marie Claire o
Vanity Fair y, aprovechando el tirón mediático de la serie que le hizo
famoso, ha desfilado para la firma Davidelfin. Confiesa sentirse
orgulloso del papel de su hermano Aitor Luna en La Fuga y es que Yon es
muy familiar, de los que saben apreciar las pequeñas cosas de la vida.
Como actor se siente agradecido por las oportunidades que le han dado a
lo largo de su breve pero intensa carrera, un trabajo que ama por encima
de todo.
-Aunque le debe mucho a El Internado a estas alturas ya ha roto totalmente con esos papeles juveniles. ¿Se siente satisfecho?
-Me
puedo sentir orgulloso de que hasta ahora he tenido la oportunidad de
hacer papeles muy extremos, lo que me ha permitido demostrar que soy
actor de los de verdad (ríe).
-Además, en Torrente tuvo la oportunidad de hacer comedia, un género en el que nunca lo habíamos visto.
-Sí,
ahí va. Personajes como el de Gran Reserva o Torrente no tienen nada
que ver y eso es un privilegio para un actor. Torrente fue una pasada,
ha sido el rodaje en el que más me he reído. Estuve a punto de no
aceptar el papel porque Santiago Segura me llamó de un día para otro y
no me daba tiempo. Menos mal que al final sí. Es un lujo.
-¿Qué le diría a Segura si le llamara para Torrente 5?
-Un
sí como una casa. Él me dijo que me llamaría y eso espero. Fue una
película que me ayudó a salir del drama y romper con la línea que he
llevado durante mi carrera.
-Una llamada de un director de su talla debe de dar mucho vértigo, ¿verdad?
-Imagínate.
Soy un actor joven y tengo mis inseguridades. Paso muchos nervios
cuando me enfrento a algo nuevo pero aprendo mucho.
-Después del rodaje y tras esos nervios de los que me habla. ¿Qué le gusta hacer para relajarse?
-Nunca
tengo vacaciones, ni tiempo, pero tampoco quiero. Siempre ando metido
en algún proyecto, pero me alegro. Mira, tuve tres meses de descanso y
me puse a ensayar para un corto que ni siquiera llegó a buen puerto.
-Es muy joven, ¿no le gusta salir con sus amigos?
-No
soy mucho de salir. Desde que empecé en esto pocas veces he decidido ir
a una discoteca, por ejemplo, y cuando lo hago al final acabo
incomodándome porque no
termino de relajarme. Siempre hay alguien
que te pone el móvil en la cara y ya me vengo abajo y para casa. Siempre
digo que ya saldré cuando no tenga trabajo, que espero no sea nunca.
-¿Y en casa? ¿Tiene alguna afición?
-Si
tengo tiempo de verdad no hay cosa que me guste más que hacer una ruta
en moto y en mis ratos libres me encanta tumbarme en mi hamaca o ver una
película tranquilamente.
-¿Comparte esa hamaca con alguien especial?
-Desde hace muchos años con la misma persona...
-En sus últimos trabajos, deja claro que está en forma. ¿Practica deporte?
-Para
los rodajes, como el de Torrente o Gran Hotel, tuve mis clases de boxeo
y kárate, aunque con esto último lo tuve muy fácil porque he practicado
este deporte durante quince años de mi vida cuatro veces en semana.
Fíjate.
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